¿Tu viñedo tiene frutos?

[I]La siguiente homilía fue hecha por el Padre Andy Devy, MIC, como parte de la conmemoración del mes de noviembre por todos los fieles que han fallecido.[/I]


Acabas de morir. Y estas de pie ante el Tribunal del Señor Jesucristo. ¿Qué vas a decir? ¿Qué te dirá Él a ti?

No nos gusta pensar en este momento... no nos gusta pensar en esta verdad inevitable que un día, que puede ser mañana o dentro de 100 años, vamos a morir y tendremos que pararnos ante Jesucristo, para hacer un recuento de nuestras vidas. ¿En qué estado te encuentras en este momento de tu vida? ¿Cómo serás recordado?

Las lecturas de hoy están centradas en un viñedo, que puede rendir frutos o no. El verdadero valor de un viñedo está en sus uvas. Como un árbol de olivo, si las aceitunas son malas, todavía se puede utilizar su madera. Esto no es muy válido con un viñedo... si la fruta es mala, no hay nada más que el viñedo pueda ofrecer. Ya no sirve.

En la primera lectura, el señor pide a gritos a su pueblo lo que describe como Su viña. Él les dice: "puse la mejor tierra en mi viña y le di la mejor atención posible. Busqué el cultivo de uvas, pero lo que encontré fue sólo uvas agrias". Jesús utiliza la misma imagen del viñedo, pero agrega a los malvados agricultores quienes no le dieron ningún fruto de su viña. Incluso lo golpearon y mataban a cualquiera que estaba tratando de recoger la fruta que le debían al dueño... ¡incluyendo al hijo del dueño! (Ver San Mateo 21, 33)

En estas dos lecturas, la viña estéril y los arrendatarios que intentaron impedir al dueño recibir el fruto de su viña, encontraron un horrible destino. Hubo una clara sentencia hecha contra ellos por Jesús. No hay fruto... por lo tanto se les quitará el reino.

Estamos en un viaje por la vida que va a terminar en alguna de dos maneras. Podemos experimentar por siempre amor perfecto, alegría y cumplir todos nuestros deseos, o por otro lado, podemos ser un completo fracaso cósmico, eternamente insatisfechos e infelices, más de lo que nos podamos imaginar. El cielo o el infierno. No hay ningún punto intermedio en estas elecciones.

Si se trata de una elección tan importante... en realidad la más importante elección que vamos a hacer, por qué esto es en lo último que pensamos en nuestras decisiones diarias. Vamos por la vida, tomando millones de decisiones al día, y sin embargo nunca nos preguntamos cómo mis acciones de ahora afectarán cómo va a terminar mi vida.

Tómese un momento para pensar en sus propias vidas agitadas. ¿Estás demasiado ocupado para Dios? ¡Entonces estás demasiado ocupado! En el ocaso de nuestra vida, estaremos ante Dios y revisará nuestras vidas y nos preguntará: ¿dónde estaba yo en tu vida? ¿Nunca tuvimos una relación verdadera? Cuando hiciste tu calendario cada semana, ¿me pusiste primero? ¿O sólo me dejaste las sobras?

La respuesta a esta pregunta tendrá consecuencias eternas.


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