
Más de 22,000 peregrinos se congregaron en la Colina del Edén el pasado 15 de abril para celebrar el Domingo de la Divina Misericordia. La multitud llegó al Santuario Nacional de la Divina Misericordia para participar de las fabulosas gracias que nuestro Señor le prometió a Santa Faustina en este día.
"Esperábamos que todo saliera bien, sobre todo por el clima ideal pero nadie pensó que sería tan bueno," dijo el Padre Ken Dos Santos, MIC, rector del Santuario quien les dio la bienvenida a los peregrinos al comienzo de la Misa. El Padre también mencionó que el record de asistencia, fuera del hermoso clima, se debió a varios factores como los programas de los Marianos de visitar parroquias en todo el país; el trabajo de jóvenes y dinámicos sacerdotes como el Padre Donald Calloway, MIC, y el Padre Michael Gaitley, MIC; y las Estaciones del Vía Crucis las cuales serán completadas a finales de este año.
Lo más destacado del evento es por supuesto, la Santa Misa. En la liturgia, Dios abre las puertas de la Divina Misericordia para la humanidad como Jesús le reveló a Santa Faustina. Su Reverencia Timothy McDonnell, Obispo de Springfield, MA, fue el celebrante principal acompañado de un grupo de sacerdotes quienes lo acompañaron en el altar.
En su homilía, el Obispo McDonnell se refirió a la lectura del Evangelio sobre Tomás, el apóstol que no creería a menos que pudiera ver y tocas las heridas de Cristo con sus propias manos. Jesús le dijo a Tomás: "bienaventurados los que sin ver creen."
"Jesús está hablando sobre ustedes, reunidos aquí en el Domingo de la Divina Misericordia. Habla sobre todas esas generaciones a través de los años que no han visto pero que han creído que Él es nuestro Señor y nuestro Dios. Creemos porque hemos escuchado las Buenas Nuevas. Creemos porque hemos vivido la paz que Cristo nos da. Creemos porque hemos sido colmados con Su misericordia."
Más tarde, después de un incontable número de confesiones, después de la celebración de la Santa Misa para 22,000 personas, y después de cantar la Coronilla a la Divina Misericordia, cientos de buses y peregrinos regresaron a sus hogares. Se llevaron las palabras del Obispo McDonnell que concluyeron la homilía:
"Repitamos entonces, la petición que hicimos al principio de esta Misa: Señor ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad. Que la paz este con ustedes."