
"Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad" (Juan 8, 12).
Lamentablemente vivimos en un mundo materialista y nos enfocamos en el bullicio y el ajetreo de las fiestas. Nos sumergimos en el consumismo, dejando a un lado nuestro compromiso con Cristo de mantener encendida Su luz en nuestras vidas.
Los sacerdotes han sido elegidos como instrumentos de Cristo en la tierra para guiarnos en los momentos de oscuridad. Con las palabras del evangelio, Dios Mismo habla a la humanidad para mostrarnos Su amor y Su infinita Misericordia. Los sacerdotes han sido llamados por Dios a transmitir Su palabra y encender Su luz en nuestro mundo necesitado.
Asimismo, todos estamos llamados a encender el fuego del amor de Cristo y a llevar Su mensaje de misericordia. Irradiemos en nuestros corazones Su luz salvadora que tanto necesitamos en estos tiempos de dificultad.
En esta temporada de reflexión y oración, únase a los Marianos espiritualmente mientras esperamos con alegría el nacimiento de Cristo. Seamos al igual que los sacerdotes, instrumentos de Dios para que irradiemos en nuestros corazones Su luz y llevemos Su palabra a tantas personas necesitadas de oración.
Que la luz de Dios Todopoderoso brille en su corazón y lo colme siempre de Su misericordia.