
Hoy en día, vemos a Lourdes como el santuario católico más visitado en el mundo. Sin embargo, en 1858 la gente simplemente veía este lugar como una gran roca cerca del río sin darle mayor importancia.
Esta "gran roca", llamada "Massabielle" por la gente que vive allí, era un lugar frío, húmedo y oscuro. Difícilmente podemos imaginarnos este lugar digno de la Madre de Dios. Esta gran roca también posee dos atributos geológicos bastante peculiares: una gruta de 26 pies de profundidad y 37 pies de ancho, y en la parte superior a la gruta, se encuentra un pequeño nicho.
La apariencia antiestética y desolada de la gruta hizo que la mayoría de personas se alejaran, incluyendo a Bernardita, una joven campesina de Lourdes. Ella había escuchado hablar de este lugar, pero nunca antes había ido allí.
Todo cambió el 11 de febrero de 1858 cuando ella y otras dos jovencitas fueron a la gruta en busca de leña. Las pequeñas se separaron al llegar allí y Bernardita se encontró completamente sola en la Gruta. Fue entonces cuando se quitó sus zapatos y trato de cruzar el río que era poco profundo.
Ella escuchó lo que parecía el silbido del viento a pesar de que las ramas de los árboles y los pequeños arbustos, no se movían. Cuando volvió a escuchar el sonido, ella miró hacia la Gruta y para su sorpresa vio a una mujer "vestida de blanco, con un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie."
Bernardita en un principio estuvo bastante impresionada hasta que aquella señora tomó el rosario de sus manos e hizo la señal de la cruz. Después le dijo a Bernardita que no tuviera miedo. Fue entonces cuando esta señora le pidió que se acercara, pero la niña se quedó en el mismo lugar y de pronto, esta mujer desapareció.
Cuando Bernardita volvió a la gran roca, la misma figura misteriosa se apareció nuevamente y se presentó con estas palabras: "Yo soy la Inmaculada Concepción."
Hoy en día, la Gruta es un lugar sagrado donde más de 6 millones de peregrinos visitan anualmente en busca de una sanación física y espiritual.
Símbolos de Lourdes
El agua:La mayoría de los fieles que visitan Lourdes es por el agua que allí se encuentra, ya que se cree que contiene propiedades curativas. El agua brotó de la árida tierra cuando Nuestra Señora le pidió a Bernardita que escarbara la tierra y de pronto, surgió un manantial que aún continua fluyendo hoy en día.
Las sanaciones: Desde 1858 más de 7,000 personas han reportado ser curadas gracias al agua de Lourdes, con la esperanza de que la Iglesia proclame un milagro. La Iglesia en unión con un comité de médicos de Lourdes examina los casos. 67 casos han sido reconocidos como científicamente inexplicables, eso es un promedio de uno cada 14 meses.
La estatua: La estatua que se encuentra en el nicho de la Gruta fue creado por el escultor francés Joseph Fabisch en 1864 y desde entonces se ha convertido en la imagen icónica de Nuestra Señora de Lourdes. Cabe recalcar que cuando Fabisch mostró su obra maestra, Bernardita se mostró decepcionada al ver la estatua igual que Santa Faustina cuando vio por primera vez la imagen pintada de la Divina Misericordia.
Novena en honor a Nuestra Señora
La Iglesia celebra el día mundial del enfermo el 11 de febrero, mismo día en que se conmemora la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. En este día, recordamos a todos aquellos que sufren de alguna enfermedad tanto corporal como espiritual y oramos también por las personas que les brindan cuidados y atención.
Los Padres y Hermanos Marianos de la Inmaculada Concepción le invitan a unirse a una novena especial en honor a Nuestra Señora de Lourdes, a celebrarse del 2 al 10 de febrero con una Misa especial el 11 de febrero.
Envíenos sus peticiones, especialmente el nombre de sus seres queridos que necesitan oraciones para una pronta recuperación. Sus intenciones serán colocadas cerca del altar durante la novena.
Recordemos con devoción las palabras del Fundador de los Marianos, el Beato Estanislao Papczynski quien entregó su corazón con confianza a nuestra Madre Celestial: "Inmaculada Concepción, se nuestra salvación y defensa."
Oración
Recuerda, muy amada
Virgen María,
que jamás se ha sabido de nadie
que haya buscado tu protección,
implorado tu ayuda o buscado tu
intercesión y no haya sido ayudado.
Inspirados por esta confianza
recurrimos a ti,
oh Virgen de Vírgenes,
Madre nuestra.
A ti venimos y frente a ti estamos,
Pecadores y arrepentidos.
Oh Madre de la Palabra
hecha Carne,
no desprecies nuestras peticiones,
sino que,
en tu misericordia,
escúchanos y respóndenos.
Amén