Feb
10
2008
By Anonymous (not verified)
¿Cuáles son sus planes para la Cuaresma?
El Papa Benedicto XVI tiene una sugerencia. En su mensaje de Cuaresma, él insistió la practica de la limosna â el dar bienes materiales o asistencia financiera a los necesitados.
El dijo:
Este año, en mi acostumbrado mensaje Cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales.
Probablemente la razón por la que el Papa enfatiza tanto en la práctica de la limosna, es porque no sólo ayuda a los necesitados, sino porque de igual manera nos ayuda a nosotros mismos. El sabe que esto ayuda a preparar nuestros corazones para recibir las gracias del Señor. A través de la limosna, nos "entrenamos espiritualmente" dijo el Papa. ¿Y cómo? La practica de la limosna nos ayuda a vencer las tentaciones constantes, "educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina," dice el Papa Benedicto.
Además, creciendo en la caridad, el Santo Padre dice, "reconocemos en los pobres a Cristo Mismo."
Esto me recuerda una historia en la vida de Santa Faustina. En un día frío y lluvioso, un pobre joven â descalzo y vestido con harapos â vino hasta la puerta del convento mendigando por comida. La Hermana Faustina encontró un poco de sopa, la calentó y le puso un poco de pan desmigajado. Después de que el joven se comió la sopa, El le revelo su verdadera identidad, El era Jesucristo Mismo.
Entonces El se desapareció de sus ojos. Luego, ella oyó estas palabras en su alma: "Hija Mía, han llegado a Mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los limites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario de Santa Faustina, 1312).
Cristo se hizo pobre para que así nosotros nos volviéramos ricos espiritualmente. ¡Eso fue lo que literalmente El hizo delante de los mismos ojos de Santa Faustina!
Interesantemente, el Papa le ha puesto a su mensaje de Cuaresma el titulo de "La limosna, según el Evangelio no es simple filantropía." Pero si no es simple filantropía, ¿entonces que es? Cristo Mismo le explicó esto a Santa Faustina, cuando El le dijo que las obras de misericordia deben "surgir del amor hacia Mí" (Diario de Santa Faustina, 742).
Pero para nosotros hacer cualquier cosa que surja del amor por Cristo, algo revolucionario debe pasar dentro de nuestros corazones. Cristo enseñó: "Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga" (Lucas 9, 23). ¿Cómo nos negamos a nosotros mismos? Cuando renunciamos a nuestros vicios, nuestro orgullo, nuestros pecados, y buscamos en nuestros corazones y decidimos quien o que se sienta en el trono. ¿Son acaso las cosas materiales? ¿O es la ambición personal? ¿O es Dios?
Una pista: la respuesta apropiada debe comenzar con la letra "D". Pero no es siempre fácil para nosotros poner a Dios en el centro de nuestros corazones. Es por eso que viene la Cuaresma, durante esos 40 días estamos especialmente llamados a experimentar una intimidad más profunda con nuestro Salvador y recibir el gran regalo de la salvación que El nos ofrece.
A través de la limosna, tratamos de ser instrumentos de la voluntad de Dios. Nos comprometemos a jugar un papel activo en la redención del mundo. Al igual que María lo hizo en los pies de la cruz de su Hijo, nosotros nos convertimos en un compañero en la Pasión â viviendo en Dios para entonces servir a nuestro prójimo.
Y como usted probablemente ya lo sabe, poner la misericordia en acción no es una opción, es una obligación. Jesús le dijo a Santa Faustina:
Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. La fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil (Diario, 742).
Como el Padre Serafín Michalenko, MIC, escribe en su libro "La Divina Misericordia Mensaje y Devoción", 'las Escrituras nos recuerdan que la medida que usamos para otros es la medida que Dios usará para nosotros (Lucas 6, 38), porque El 'perdona nuestras ofensas como nosotros perdamos a los que nos ofenden' (Mateo 6, 12-14). 'Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión' (Mateo 5, 7), pero 'habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión' (Santiago 2, 13). Las parábolas del Buen Samaritano, el Hombre Rico y Lázaro, demuestran esta verdad esencial de que si nosotros damos misericordia, sólo podemos esperar recibirla; porque todos seremos juzgados según nuestras acciones misericordiosas hacia otros: 'Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer' (Mateo 25, 35-46).
Habiendo dicho esto, el mensaje del Papa de Cuaresma trae una advertencia. Una característica de la limosna cristiana es que debe ser en secreto. Esto quiere decir, que no debemos llamar la atención a nuestras buenas obras, porque de esta manera negamos la gloria del que verdaderamente se la merece, quien murió por nuestros pecados para salvarnos.
El Santo Padre dice:
Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica... Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que "Dios ve en el secreto" y en el secreto recompensará, no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.
En esta Cuaresma, sigamos el llamado del Papa y prestemos atención especial a los pobres entre nosotros y respondamos a sus necesidades. De esta manera, nosotros repetiremos cariñosamente el mensaje del Evangelio: "Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí" (Mateo 25, 35-40). Haciendo esto, nosotros tenemos la oportunidad de conocer a Cristo cara a cara.
El Papa Benedicto XVI tiene una sugerencia. En su mensaje de Cuaresma, él insistió la practica de la limosna â el dar bienes materiales o asistencia financiera a los necesitados.
El dijo:
Este año, en mi acostumbrado mensaje Cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales.
Probablemente la razón por la que el Papa enfatiza tanto en la práctica de la limosna, es porque no sólo ayuda a los necesitados, sino porque de igual manera nos ayuda a nosotros mismos. El sabe que esto ayuda a preparar nuestros corazones para recibir las gracias del Señor. A través de la limosna, nos "entrenamos espiritualmente" dijo el Papa. ¿Y cómo? La practica de la limosna nos ayuda a vencer las tentaciones constantes, "educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina," dice el Papa Benedicto.
Además, creciendo en la caridad, el Santo Padre dice, "reconocemos en los pobres a Cristo Mismo."
Esto me recuerda una historia en la vida de Santa Faustina. En un día frío y lluvioso, un pobre joven â descalzo y vestido con harapos â vino hasta la puerta del convento mendigando por comida. La Hermana Faustina encontró un poco de sopa, la calentó y le puso un poco de pan desmigajado. Después de que el joven se comió la sopa, El le revelo su verdadera identidad, El era Jesucristo Mismo.
Entonces El se desapareció de sus ojos. Luego, ella oyó estas palabras en su alma: "Hija Mía, han llegado a Mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los limites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario de Santa Faustina, 1312).
Cristo se hizo pobre para que así nosotros nos volviéramos ricos espiritualmente. ¡Eso fue lo que literalmente El hizo delante de los mismos ojos de Santa Faustina!
Interesantemente, el Papa le ha puesto a su mensaje de Cuaresma el titulo de "La limosna, según el Evangelio no es simple filantropía." Pero si no es simple filantropía, ¿entonces que es? Cristo Mismo le explicó esto a Santa Faustina, cuando El le dijo que las obras de misericordia deben "surgir del amor hacia Mí" (Diario de Santa Faustina, 742).
Pero para nosotros hacer cualquier cosa que surja del amor por Cristo, algo revolucionario debe pasar dentro de nuestros corazones. Cristo enseñó: "Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga" (Lucas 9, 23). ¿Cómo nos negamos a nosotros mismos? Cuando renunciamos a nuestros vicios, nuestro orgullo, nuestros pecados, y buscamos en nuestros corazones y decidimos quien o que se sienta en el trono. ¿Son acaso las cosas materiales? ¿O es la ambición personal? ¿O es Dios?
Una pista: la respuesta apropiada debe comenzar con la letra "D". Pero no es siempre fácil para nosotros poner a Dios en el centro de nuestros corazones. Es por eso que viene la Cuaresma, durante esos 40 días estamos especialmente llamados a experimentar una intimidad más profunda con nuestro Salvador y recibir el gran regalo de la salvación que El nos ofrece.
A través de la limosna, tratamos de ser instrumentos de la voluntad de Dios. Nos comprometemos a jugar un papel activo en la redención del mundo. Al igual que María lo hizo en los pies de la cruz de su Hijo, nosotros nos convertimos en un compañero en la Pasión â viviendo en Dios para entonces servir a nuestro prójimo.
Y como usted probablemente ya lo sabe, poner la misericordia en acción no es una opción, es una obligación. Jesús le dijo a Santa Faustina:
Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. La fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil (Diario, 742).
Como el Padre Serafín Michalenko, MIC, escribe en su libro "La Divina Misericordia Mensaje y Devoción", 'las Escrituras nos recuerdan que la medida que usamos para otros es la medida que Dios usará para nosotros (Lucas 6, 38), porque El 'perdona nuestras ofensas como nosotros perdamos a los que nos ofenden' (Mateo 6, 12-14). 'Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión' (Mateo 5, 7), pero 'habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión' (Santiago 2, 13). Las parábolas del Buen Samaritano, el Hombre Rico y Lázaro, demuestran esta verdad esencial de que si nosotros damos misericordia, sólo podemos esperar recibirla; porque todos seremos juzgados según nuestras acciones misericordiosas hacia otros: 'Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer' (Mateo 25, 35-46).
Habiendo dicho esto, el mensaje del Papa de Cuaresma trae una advertencia. Una característica de la limosna cristiana es que debe ser en secreto. Esto quiere decir, que no debemos llamar la atención a nuestras buenas obras, porque de esta manera negamos la gloria del que verdaderamente se la merece, quien murió por nuestros pecados para salvarnos.
El Santo Padre dice:
Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica... Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que "Dios ve en el secreto" y en el secreto recompensará, no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.
En esta Cuaresma, sigamos el llamado del Papa y prestemos atención especial a los pobres entre nosotros y respondamos a sus necesidades. De esta manera, nosotros repetiremos cariñosamente el mensaje del Evangelio: "Todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí" (Mateo 25, 35-40). Haciendo esto, nosotros tenemos la oportunidad de conocer a Cristo cara a cara.