
En el Diario de Santa Faustina, Jesús dijo que la Fiesta de la Divina Misericordia, conocida ahora como el Domingo de la Divina Misericordia, fuera precedido por la Novena a la Divina Misericordia. Una Novena son nueve días de oración como preparación la celebrar una fiesta. En el caso de la Novena a la Divina Misericordia, rezamos la Coronilla a la Divina Misericordia cada día por una intención especial: por toda la humanidad, por las almas de sacerdotes y religiosos, por las almas devotas, por los que no creen en Dios, por las almas que se han separado de la Iglesia, por las almas mansas y las almas de niños pequeños, por las almas que veneran la misericordia de Dios, por las almas detenidas en el purgatorio y por las almas tibias.
Nuestro Señor le dijo a Santa Faustina, "Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente a la hora de la muerte" (Diario, 1209".
+ + +
Séptimo Día:
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia.
Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor Mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.
Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.